lunes, febrero 08, 2010

Un tiempo

Tenía la costumbre de poner la hora exacta cada vez que consultaba su reloj. Y debía hacerlo porque ese reloj de tablero azul viajaba sin pila en su muñeca hace muchos meses.

El suyo resultaba el método más práctico para tener una certeza sobre el pasado.

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La distancia hasta la tienda donde compra el vino se reducía mientras por su cabeza cruzaba la sensación de que no necesariamente es más sencillo encontrar certezas del pasado que alguna del futuro, o en el presente mismo. La historia (las historias) se escribe a muchas manos, con lo que la bruma cae cada vez más espesa sobre lo que ocurrió alguna vez aquí o allá.

Él podía decir: cuando vi el reloj eran las tres menos cuarto.

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Carmen disfrutaba con este tipo de estupideces pues tenía por seguro como tanta divagación no impediría que la botella finalmente llegara a la mesa. Justo a tiempo.

sábado, noviembre 21, 2009

Recuerdo

La lluvia viene y va como si supiera que voy a caminar. Tiene su encanto, pero que me colaboren los protestantes, o los católicos, o holandeses juntos, o los inmigrantes, o las putas, o la fuerza superior, o el lado oscuro, o los que revisan los cinturones en los aeropuertos, o las llamadas telefónicas, o los encargados de planear fiestas sorpresa en las oficinas, o los muertos, o los muertos de risa, o las monedas de un euro, o las de veinte pesos, o al final los solteros. Cada uno con lo que pueda en su justa medida.

En la mirada

Volvió a sentir la necesidad de abalanzarse, al estilo que sólo Carmen podía hacerlo. Mientras la parte alta del habitáculo dejaba titilar los diminutos e infinitos centelleos, gracias a los cuales desarrolló el arte de suspirar.

-Si tuviera siete segundos en los que sólo pudiera mirarte, te diría en un parpadeo que tan pronto se acabara mi tiempo volvería a besarte con los ojos cerrados.

Era esa la forma que eligió para enterarlo sobre su firme determinación de que todo lo que moldeaba a su lado fuera perfecto, sin que algo pudiera siquiera hacer el intento de desencajarlos. Incluso ella misma, con su acostumbrada forma de poner la rúbrica ‘Carmen’ en todo cuanto emprendía.

miércoles, enero 28, 2009

Ella no hace aclaraciones

Viene ahora Carmen con una pregunta realmente difícil de contestar, la revista a medio leer (mal enrollada) y su cara matinal de bajo nivel de cafeína.

Yo, aún dormido, no decido si elaborar una respuesta sobre las sensaciones de tranquilidad mediadas por adverbios de lugar o la incomodidad que puede generar el avance de la tecnología.

Do you feel safe in displays?

viernes, noviembre 21, 2008

Delitos y contravenciones

Lo que más da risa de todo esto que le pasa al país por estos días, es pensar que los únicos negocios que lograron estabilidad en el Centro Comercial Mega-Outlet hayan sido un sitio acusado de lavado de activos y unos bares donde los universitarios se agarraban a puños.

jueves, octubre 23, 2008

Así ocurre en el nuevo mundo

Cuando el personaje estaba en lo que consideraba un "trance de meditación que se volvía regla por cualquier razón" llegaba ella a darse una pasada en su cabeza corta de pelo y colmada de ideas frenéticas.

Eso ocurría sin motivo aparente. Tal era la situación que reverberaba entre neuronas confundidas y distantes.

Nunca pudo determinar cuan distantes estaban en realidad, a pesar de que esperaba un número bastante menor que la primera decena medida en kilómetros.

Sólo por esa frecuente recurrencia entendía él, abandonado a su devenir, la necesidad con la que la esperaría sentado en una banca de cualquier parque, con tres o cinco compañeros incidentales. Tres o cinco caras amables, acogedoras, despistadas; en alguna forma comprensivas.

Lo definió mucho antes aquel cantante rioplatense que compartía el mismo color en su pasaporte (el de ella): fue/es/será. Siempre.

martes, julio 08, 2008

El desasosiego

Veo que las cosas se tienen o simplemente no.

Es decir, las proximidades desenfocan, pueden semejar señales que al final son equívocos vistos desde el autoconvencimiento.

¿Tengo habilidad para manejar rápido? No.

Puedo deslizar el pie en el pedal y saber si es posible mantener el control mientras la aguja se mueve de izquiera a derecha, sin que eso signifique que podré llevar la situación dentro de los límites normales de riesgo por un buen rato. Estoy ahí, cerca, otros minutos, pero sólo un instante.

Hay diálogos, voluntades, resultados, y cuanta proximidad sea fácil reconocer aún con un repaso rápido. Sí. Siempre ronda la certeza que espera alimentarse de costumbre.

Ronda, sí. ¿Y?

Parte de todo es el intento, que responde al olfato y al tacto incluso frente a la gradería desolada, cuando los boletos vuelven a juntarse bajo una escoba.

Por supuesto. Pero intentar y tener son expresiones con una diferencia básica, y es que el segundo no es un verbo regular.

sábado, abril 26, 2008

El amor puede ser una fila de banco

Tic Tic... Tan, Tan.