“Venga esa mano país”
Cuando todo ocurrió yo era apenas un niño y no entendía nada de lo que pasaba en este país. Hoy, tras mi paso por la universidad, entiendo un poco menos. Lo que tengo claro es que hoy hace 15 años le taparon la boca al mejor estilo colombiano, a balazos, a alguien que pensaba diferente y constituía una amenaza para quienes montaban en la grupa de este corcel venido a menos llamado Colombia.
Su grito de guerra –ideológica, obviamente- era “venga esa mano país”. Tal parece que el país antes que la mano le dio la espalda.
A Bernardo Jaramillo, a quien no seguí por encontrarme ocupado entendiendo la trama de Meteoro y el Chavo del 8, quisiera haberlo conocido. Desearía que aún existiera la UP y desearía verla como la voz de alerta de estos tiempos en los que aún es difícil estar en desacuerdo. Lamentablemente este no fue el deseo de muchos jinetes del status quo.
Latinoamérica es un pedazo de mundo rebosante de ejemplos como el de Jaramillo, con algunas variaciones en el empaque, contextualizados en la crueldad de la represión patagónica (en sus dos versiones), en la ultraderecha a ritmo de forró, o en la transparencia democrática de ojos rasgados de nuestro vecino cercano.
Mientras tanto, nosotros felices con nuestro corazón grande y nuestra democracia de juguete.
Hoy hace 15 años murió Bernardo Jaramillo. Hoy hace 15 años perdimos otra oportunidad de tolerancia.
Sólo espero que por este paréntesis político no me toque a mi un poco de medicina a la colombiana.
Su grito de guerra –ideológica, obviamente- era “venga esa mano país”. Tal parece que el país antes que la mano le dio la espalda.
A Bernardo Jaramillo, a quien no seguí por encontrarme ocupado entendiendo la trama de Meteoro y el Chavo del 8, quisiera haberlo conocido. Desearía que aún existiera la UP y desearía verla como la voz de alerta de estos tiempos en los que aún es difícil estar en desacuerdo. Lamentablemente este no fue el deseo de muchos jinetes del status quo.
Latinoamérica es un pedazo de mundo rebosante de ejemplos como el de Jaramillo, con algunas variaciones en el empaque, contextualizados en la crueldad de la represión patagónica (en sus dos versiones), en la ultraderecha a ritmo de forró, o en la transparencia democrática de ojos rasgados de nuestro vecino cercano.
Mientras tanto, nosotros felices con nuestro corazón grande y nuestra democracia de juguete.
Hoy hace 15 años murió Bernardo Jaramillo. Hoy hace 15 años perdimos otra oportunidad de tolerancia.
Sólo espero que por este paréntesis político no me toque a mi un poco de medicina a la colombiana.
4 Comments:
Como siempre yo haciéndote comentarios y debo decirte que me gustó cómo lo escribiste, eso sí para qué! Un poco revolucionario, seudo-comunista, pero cierto, eso es lo duro del cuento. Por lo menos hay espacios 'a salvo' (creería yo) para poder decir este tipo de cosas, no tan en público pero por lo menos con la seguridad de no morir abaleado en cualquier momento, en alguna calle bogotana. No desistas del intento por decir lo que piensas.
Silvia
Y seguiremos felices con nuestro corazón grande y con nuestra democracia de juguete...al paso que vamos por los siglos de los siglos...
Excelente "reflexión". Me gusta. Continuaré leyendo más. Relaja leer este tipo de cosas.
Albis
Me gusta tu blog, me gusta ocmo escribes. Yo conocí personalmente a Bernardo Jaramillo y estuve en el sepelio. Fue una larga y combativa manifestación popular aquel día. Nunca se me olvidará. Mucha gente llorando a lado y lado de las calles por las que llevábamos el féretro. Qué bueno que reucerdas a ese personaje.
Silvia: Seguiré con el rinconcito, intentando usarlo para los fines correctos, cosa difícil de identificar.
Albis: Las puertas siempre están abiertas para cuando quiera darse una vuelta por acá.
Anónimo: Envidia por haber estado cerca de Jaramillo. Como dije, conocerlo quedó como tarea pendiente.
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