Satisfacción
Por un tiempo he estado ausente y las historias del cono sur han quedado un poco en el olvido. Igual, comentarios sobre el maravilloso evento de masas que rueda por estos días vienen cogiendo polvo en mi escritorio desde hace unas semanas.
Pero hice una pausa en el trajín -que ahora es de 7 días a la semana- para que se enteren ustedes del suceso más feliz de la última temporada: el Deportivo Pasto salió campeón. Y va derechito (non stop, como dirían los monos) a la Copa Libertadores. Sin repescas ni sufrimientos innecesarios.
La emoción es inmensa y se agranda al ver que hay hoy en Colombia un equipo al que muchos aplauden, aunque pocos silben. Y se hace aún mayor cuando mañana, pasado el sorteo que nos asigne los rivales, salgamos a la cancha con un nuevo bordado en la casaca, la estrella solitaria.
Hoy, lo único que impide la felicidad total es la resaca, que ha hecho a la perfección su parte del trabajo.
Pero hice una pausa en el trajín -que ahora es de 7 días a la semana- para que se enteren ustedes del suceso más feliz de la última temporada: el Deportivo Pasto salió campeón. Y va derechito (non stop, como dirían los monos) a la Copa Libertadores. Sin repescas ni sufrimientos innecesarios.
La emoción es inmensa y se agranda al ver que hay hoy en Colombia un equipo al que muchos aplauden, aunque pocos silben. Y se hace aún mayor cuando mañana, pasado el sorteo que nos asigne los rivales, salgamos a la cancha con un nuevo bordado en la casaca, la estrella solitaria.
Hoy, lo único que impide la felicidad total es la resaca, que ha hecho a la perfección su parte del trabajo.