sábado, noviembre 21, 2009

Recuerdo

La lluvia viene y va como si supiera que voy a caminar. Tiene su encanto, pero que me colaboren los protestantes, o los católicos, o holandeses juntos, o los inmigrantes, o las putas, o la fuerza superior, o el lado oscuro, o los que revisan los cinturones en los aeropuertos, o las llamadas telefónicas, o los encargados de planear fiestas sorpresa en las oficinas, o los muertos, o los muertos de risa, o las monedas de un euro, o las de veinte pesos, o al final los solteros. Cada uno con lo que pueda en su justa medida.

En la mirada

Volvió a sentir la necesidad de abalanzarse, al estilo que sólo Carmen podía hacerlo. Mientras la parte alta del habitáculo dejaba titilar los diminutos e infinitos centelleos, gracias a los cuales desarrolló el arte de suspirar.

-Si tuviera siete segundos en los que sólo pudiera mirarte, te diría en un parpadeo que tan pronto se acabara mi tiempo volvería a besarte con los ojos cerrados.

Era esa la forma que eligió para enterarlo sobre su firme determinación de que todo lo que moldeaba a su lado fuera perfecto, sin que algo pudiera siquiera hacer el intento de desencajarlos. Incluso ella misma, con su acostumbrada forma de poner la rúbrica ‘Carmen’ en todo cuanto emprendía.